miércoles, 7 de enero de 2015

Derecha o izquierda





El sonido de un coche aparcando en mi puerta, dispara todos mis sentidos. Coloco mi ojo izquierdo, siendo diestra, en la mirilla de mi puerta para verificar que es tu coche el que está aparcando y se dibuja una sonrisa en mi cara. Una vez pregunté el motivo que inducía a un diestro a usar por sistema sus lados izquierdos, la respuesta fue que al nacer somos ambidiestros, pero nuestros padres, situaciones personales o accidentes de la niñez hacen que vayamos desarrollando más un lado que otro  de nuestro cuerpo. Yo aún no sé el motivo por el cual mi ojo izquierdo está más desarrollado que el derecho.
Compruebo que eres tu el que llega y giro la llave ansiosa por robarte un beso. Un beso, un simple beso que me sabe a gloria. Me sabe a gloria porque son besos robados, prohibidos...
Mientras te beso olvido la tortilla que tengo en el fuego, ¡ya ardo yo bastante! Y me faltaba quemar la tortilla! Reacciono rápido y sólo queda un poco tostada. 

Te observo y es como ver mi tendedero. A veces vacío. Otras con calcetines sin pareja. A veces hay cosas delicadas que secar. Otras simplemente trapos viejos. 
Veo calcetines, un vestido de fiesta, un vaquero casual, lencería sexy, una camisa con transparencias, un calzoncillo y alguna toalla para secarse la piel.
Todo eso es lo que pasa por mi cabeza cuando te observo mientras acabo la tortilla.

Tú te dedicas a observar todo lo que hay a tu alrededor. Me metes mano de vez en cuando, me coges por detrás, que por cierto, menuda forma tienes de cogerme!  Me vuelve loca que llegues por detrás, me sujetes fuerte del cuello a la altura de la barbilla, me gires la cabeza hacia la izquierda y me mordisquees en la derecha del cuello con esas ganas!
Tu lengua predomina en mi lado derecho del cuello.... El izquierdo está bien, pero el derecho es toda una explosión de ganas y deseos.
Llega el momento en que no sabemos si cenar o comernos el uno al otro. Está claro que haremos las dos cosas, pero el orden está por decidir aún.
Atacas metiendo tu mano derecha en mis bragas. Lo siento, pero ahí eres tu quien gana. Eres tu quien toma la decisión del orden a seguir, y por supuesto que yo estoy encantada con ello.

Sinceramente no sé que tienes, que tenemos o que sucede. Me desconcierta pensar que esto es una casualidad pasajera. El primer día que te vi pensé que éramos tan distintos y tan iguales... Me hacen felices esos ratos a tu lado, y también necesito esos ratos sin ti. 

En un día cualquiera pueden ocurrir cosas maravillosas. También es cierto que un día cualquiera puede ser el mayor de los desastres. Ser la derecha o la izquierda en algunas ocasiones no tiene importancia. Pero acostarme a tu izquierda es el mejor lado que he desarrollado jamás! Y yo, ¿qué lado soy para ti?

Hanna

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