miércoles, 13 de abril de 2011

El último aliento....


Alejandro era una persona especial, su forma de ser y de sentir hacían honor a su nombre. Alejandro el protector. Era un hombre especial, o por lo menos eso parecía. Tenía un atractivo sexual superior a lo normal, las feromonas que desprendía hacían que cualquier mujer sintiera un hechizo especial por llevarlo a la cama y cuando lo tenían cerca sentían una atracción fuera de lo habitual, se emocionaban pensando en el momento del éxtasis con aquel musculoso hombre de sonrisa perfecta.

Se cruzó con una chica que tenía cara de ángel y un cuerpo espectacular. Fue una sensación extraña para él, porque lo habitual era que las chicas le rondaran de una forma tan insistente que a veces sentía que nadie podría estar a la altura de sus exigencias en el sexo.

Lucía era la que llevaba la luz, como bien indica la procedencia de su nombre. Era luz, brillaba al caminar con unos andares que llevaban de cabeza a todos los hombres que conseguían seguir sus pasos. Solía ir a caminar por un paseo de madera que bordeaba la costa. En cuanto Alejandro la vio, no pudo remediar darse la vuelta y seguir sus pasos. No se dio ni cuenta que aquella decisión que había tomado en segundos, iba a cambiar su destino.

Aceleró sus pasos, se puso a la altura de Lucía y se lanzó a conquistarla con todas las consecuencias. Ella simplemente se dejó llevar por el guapo y sexy Alejandro.
Pasearon varias tardes juntos compartiendo risas y confidencias. Llegaron practicamente a ser un solo ser. Con tan solo una mirada, eran capaces de comprenderse y ellos mismos estaban sorprendidos....¡no habían tenido sexo ! y eso no era lo normal ya que ambos eran insaciables en la cama. Lo hablaron sentados en la orilla de la playa y empezaron a notar un calor intenso que hacia saltar chispas. La química sexual entre ambos era tan fuerte que con tan solo un beso, ella estaba completamente mojada y él preparado para cualquier experiencia.

Se marcharon acelerados a un apartamento cercano y allí dieron rienda suelta a su imaginación. Fue la mejor experiencia que habían tenido nunca. Después, se quedaron tumbados en la cama sin mediar palabra. El deseaba protegerla, cuidarla, amarla y poseerla para toda la vida como el que posee una colección de cromos. Se lo hizo saber y ella se quedó petrificada.
Lucía era la que desprendía tanta luz que no era capaz de asumir ese compromiso. Quería ser libre, acostarse con quien le apeteciera y odiaba que la tuvieran como un tesoro encerrado en una urna de cristal. Así que decidió callar ante la propuesta de Alejandro.Él se quedó dormido, estaba muy cansado. Eres increíble!! me encanta jugar al ahorcado contigo... Pensó.
Entonces, Lucía cogió un lazo de seda, se lo enrolló alrededor de su frágil cuello mientras dormía, apretó el nudo fuertemente y entonces sintió un último aliento que le golpeaba en la frente.....

¿Porqué lo he hecho? - Se preguntó una y otra vez, mientras observaba a Alejandro sin vida. Entonces se arrepintió, él era el mejor hombre que había conocido...

"El ser humano puede llegar a extremos increíbles, pero una vez que lastimamos a alguien de forma tan brutal hasta hacerle perder la vida, no sirve de mucho arrepentirse porque no volverá..pero si no te va a aportar nada, lo mejor es mandarlo al infierno con el mismísimo Luci..."

Hanna...

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