martes, 17 de agosto de 2010

Sueños

Abrió el armario de los sueños y se quedó mirando fijamente para ver si había algo nuevo o algo interesante que no existía en sus noches anteriores.

Después de pasar un rato con la mirada perdida en el fondo del armario, vio algo que llamó su atención y que le recordó como era ella realmente y no como querían que fuese.

Con aquel camisón ligero que transparentaba su silueta, decidió coger ese sueño para poder revivir y sentirse de nuevo tal cual era ella.

Recorrió todos aquellos recónditos rincones, los que le hicieron reír, llorar, sentirse bien o mal, las risas o carcajadas a borbotones con aquellas compañeras del viaje de su vida.
El tren de la vida, le había hecho viajar demasiado rápido, entonces tuvo la sensación de que sus años no se correspondían realmente con sus paradas en cada estación, pero la realidad es que ya no podía volver ni mirar atrás, solo le quedaba la opción de buscar otras rutas que le hicieran volver a la realidad o mejor dicho a su realidad.

Sabía que aquella decisión le condicionaría a dejar en las estaciones a gente importante, pero estaba dispuesta a asumir el riesgo de poder elegir la posibilidad de equivocarse de estación y de no tener que seguir en manada a todos aquellos que le decían "sube a este tren" o "ahora bajamos en esta estación".

Cuando despertó de su sueño, su camisón estaba húmedo por la emoción de vivir que tan solo por un pequeño rato, se sintió libre.

La libertad no es para todo el mundo por igual, aunque parece que sea algo liviano en el mundo en el que vivimos, no todo el mundo puede elegir su propia libertad.

Hanna


2 comentarios:

  1. Supongo que lo último que se pierde es la capacidad de elegir el tren al que subirse. Aunque a veces no es tan sencillo. Hace falta valor.
    Bésix

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  2. Lo importarse es n oquedarse en el ánden ,esperando un tren que no se sabe si llegará....
    Un besoteeeeeeeee

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