Voy a hablar del remolino de viento que trae el aroma que siempre me hace reír, incluso a carcajadas muchas veces, es el aroma de mis niños. Siendo seres tan pequeños solo una madre entiende como nos pueden hacer sentir tan grandes, tan importantes, tan especiales y tan valientes.
Ellos no ven nuestros fallos, no se pasan los días cuestionándonos, y siempre están pendientes de que su mami se sienta bien. Aunque parece que no se enteran o no se quieren enterar de nada, solo con mirar saben si estas bien o mal. Entonces en ese justo momento es como si apareciera algún hada o duendecillo que les chiva al oído... dale un besazo a mamá o dile ¿mamá estas bien? ¿necesitas algo? y entonces te deshaces en pensar lo afortunadas que somos de ser madres y de tener a nuestro lado para siempre a ese pequeñajo o pequeñaja.
En muchas ocasiones oigo a madres decir que están agotadas de aguantarlos y nadie nos dijo que era tarea fácil, pero nos olvidamos de que ellos no nos pidieron venir a nuestro lado sino que fuimos nosotras los que queríamos que viajasen a nuestro mundo.
Por supuesto, cada etapa es difícil y tenemos la sensación de que no vamos a ser capaces de afrontarlas o de que finalicen con éxito.
Conforme van creciendo, nos vamos olvidando de las etapas superadas. No fue fácil que nacieran, que durmieran su primera noche seguida pero ya se nos ha olvidado. Tampoco fue fácil su primer día de comida con cuchara, o del primer día de guardería o colegio, pero son etapas superadas y con mucha frecuencia olvidamos dos cosas importantes, felicitarles por hacerlo y decirles que les queremos como son.
¿Cuántas veces les decimos un simple "te quiero"?, damos por hecho que ellos lo saben pero también necesitan oírlo. ¿Cuántas veces les abrazamos sin venir a cuento?, solemos hacerlo únicamente cuando hacen algo gracioso o nos lo piden, pero si los adultos necesitamos besos, abrazos y un te quiero de alguna persona especial para nosotros, ellos también lo necesitan precisamente porque son niños.
Si la raíz esta bien amarrada al suelo, las lágrimas se encargaran de regar estos ahora pequeños árboles y serán los que nos cobijen y nos den sombra el día de mañana.
No hay nada mas bonito en este mundo que un hijo ya convertido en adulto se sienta orgulloso de su mamá y compartan un simple café con una buena conversación. Así que vamos a regar estos árboles, porque aunque sea a base de lágrimas eso es lo que menos importa.
Por supuesto, lo que más nos costará no es superar las etapas de sus vidas sino que después de tanto esfuerzo y sacrificio, ellos tendrán su propia vida y la tendrán que elegir ellos como vivirla y no nosotras como muchas veces tristemente nos ocurre.
Volvamos al principio, salgo a la calle respiro profundamente, el remolino de viento me trae todos estos aromas a ellos, ¿cómo no se me puede dibujar una sonrisa en mi cara?
Viendo el amanecer del mundo... me recuerda que siempre, siempre en la vida, las horas más oscuras... son las más cercanas al amanecer y que en cada amanecer, la esperanza te abraza en un nuevo sueño... casi sin descansar. Es el loop de la vida. Es eterno y tú estas en él.
Son etapas de la vida. Aunque yo no tengo niños, y no puedo opinar sobre algo como "el amor de una madre",queda fuera de la comprensión de un hombre. No soy optimista en cuanto a los amaneceres, dan paso a un nuevo día, seguramente igual que el anterior. Sobre esperanzas y sueños...mejor no digo nada.
ResponderEliminarBésix
Los amaneceres, dan paso a un nuevo dia, pero ellos son "mi amanecer" y con niños...te aseguro que cada dia es diferente jejeje
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