viernes, 1 de julio de 2011

Al respirar


La brisa marina me trae tu aroma, lo inhalo profundamente, mis pulmones van a reventar de la sensacion tan estupenda de sentirte dentro. No aguanto más y suelto el aire...te dejo ir, y una lágrima recorre mis pómulos. Observo los barrotes de esta carcél de cristal, tan frágiles y a la vez tan resistentes a los golpes. Es de noche, y la oscuridad ha llegado a lo más profundo de mi ser. El silencio, ensordecedor de las paredes retumba en todos los recovecos de mi alma. Entonces, sentada al borde de un precipicio, sin aliento, siento vértigo. No es por la profundidad del mismo, sino porque necesito tus fuertes brazos para ponerme en pie. Suelto el aire y mis pulmones, vacios por completo, han desechado todo el dióxido de carbono y mi corazón y mi alma se preguntan, el porque de si tú que me posees como oxígeno y me das la vida, te tengo que dejar ir porque si te dejo dentro me matarías lentamente.
Despúes de esta última exhalación, tengo un sentimiento de vacio en mi interior. No son mis pulmones secos sino un corazón que quiere dejar de latir, porque tú no estás aqui, conmigo.
Suena mi movil y es como un silbido yo acudo a tu llamada, por el camino tropiezo con una raya pintada en el suelo, caigo rodando sin control, en esa raya estaba el limite de mis derechos y tu libertad
Hanna
Respirar es algo que no podemos dejar de hacer voluntariamente. Es especialmente bonito, respirar por alguien. Respirar, cerrad los ojos y pensar en esa persona. Sentir en vuestro cuerpo su risa, su olor, sus caricias, sus besos, sus manos, sus pies...Y al respirar, propongo ser quien ponga tu aire y que al inhalarlo te traiga mi mundo en tu parte. Aunque esta vez, si no respiro es por no ahogarme. Intenta no respirar...


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