sábado, 1 de octubre de 2011

Lo que Ana ve


Lo que Ana ve....


Se levantó una mañana y como quien rebobina una cinta de vídeo sentada en un viejo sillón, se paró a pensar en todo lo que veía a su alrededor. Sus ojos simplemente no podían distinguir con demasiada claridad en que momento empezó a ver. Así que aquel día los cerró para ver desde su interior. Recordaba vagamente la noche anterior, sus gritos en silencio, como en una pesadilla en la que te persigue algo horrible y tus cuerdas vocales están selladas. Como cuando abres tu boca para gritar y cuanto más quieres gritar, menos sonidos salen de tu interior y al final ese monstruo te ha dado caza sin que nadie pueda oír tus gritos desgarradores.
Únicamente recordaba ese miedo, ese terror, esos gritos silenciosos...no recordaba con claridad que era lo que le hacia tener eso en su interior. Lo que si podía recordar es a aquel pequeño niño en la habitación contigua, durmiendo plácidamente y con una sonrisa feliz en su carita incluso cuando duerme. También recordaba sus manos aplastadas por la presión de unas zarpa fuerte que la sujetaba contra el colchón por encima de su cabeza y la otra mano que le recorría todos los rincones del cuerpo. Esos recuerdos le estremecían y le encogían el corazón. Tenía miedo de todo... miedo de huir, miedo de quedarse, miedo de hablar, miedo de callar, miedo de dormir... Miedo convertido pesadillas nocturnas.

Una noche más, llegaba la hora de su calvario. Ana pensaba que realmente se merecía todo aquello que le ocurría. Pensaba que podía ser mejor madre, mejor esposa, mejor ama de casa y como no desempeñaba bien aquellas labores, tenía que recibir un castigo para que aprendiera a hacerlo mejor. Ana se preocupaba demasiado por todos y eso le hacía no pensar en ella misma. 
Ana, aquella noche tiró la toalla. Abandonó su lucha interior sobre si se lo merecía o no, sobre sí podía ser mejor. Dejó de tener interés por todo. Simplemente aceptó que aquello era lo que tenía que vivir, y que mejor era hacerlo sin resistencia. 

Lo que Ana no pudo prever es que aquella forma de vida era como estar ya muerta. Los abusos sexuales llegaron a aburrir a su esposo, así que pasó a otro juego con su títere. Antes de empezar su maquiavélica acción, tenía que golpearla con fuerza, amoratarle el cuerpo y dejarla marcada...así crecía su autoritarismo interior, su dominación sobre Ana quedaba marcada en su delgado cuerpo.
El último de aquellos días de pesadilla para Ana, fue como casi el resto de su tortura. Sólo que aquella noche el "valiente" la golpeó delante del pequeño y Ana se tuvo que revelar contra su agresor. No podía permitir que su pequeño la viese en esas circunstancias. Eso lo enfureció, sintió que perdía autoridad, que no podía ser inferior ante su víctima. Cogió un gran cuchillo de la cocina y se dirigió con furia hacia ella, diciendo "Antes muerta que viva, con otro ni en sueños ". Sin poder hacer nada, Ana sintió como le clavaba el cuchillo en el corazón. Ese día Ana, dejo de ver el mundo. El mundo puede ser maravilloso, la vida es bella pero, quien quiere ver lo que Ana ve, una noche otra también, pero quien quiere ver lo que Ana ve ......
Hanna







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